LOS RIESGOS DE LA PÉRDIDA DE BIENES PÚBLICOS GLOBALES COMO LA SALUD PÚBLICA Y EL CAMBIO CLIMÁTICO Y LA REACTIVACIÓN ECONÓMICA
Luis Miguel Galindo.
La pandemia del COVID19, con sus trágicas consecuencias en salud y sobre las condiciones económicas y sociales, ilustra claramente los riesgos que implica la pérdida de bienes públicos globales como la salud pública, el clima (cambio climático) o la biodiversidad. Estos riesgos que implican la pérdida de bienes públicos globales se acentúan como consecuencia de la inexistencia de una gobernanza global.
En efecto, la evidencia disponible actualmente muestra que el actual estilo de desarrollo global conlleva una continua erosión de los bienes públicos globales como, por ejemplo, el clima. Así, el cambio climático, causado por las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas fundamentalmente de la quema de combustibles fósiles y del cambio de uso de suelo (deforestación), ocasiona costos significativos, que se intensificarán en el futuro, en las actividades económicas, el bienestar social y el medio ambiente. Asimismo, la pandemia del COVID19 está generando dos crisis gemelas, pero asimétricas. Esto es, la estrategia de salud tiene como unas de sus componentes fundamentales el aislamiento social. Sin embargo, el aislamiento social disrumpe radicalmente los procesos tradicionales de producción, distribución, consumo y movilidad lo que se traduce en una substancial pérdida de ingresos y empleos. En este sentido, el éxito de una estrategia de salud pública de aislamiento social depende de una estrategia económica que otorgue viabilidad económica a la población, en particular al 20% más pobre de la población y al conjunto de las actividades económicas.
Esta estrategia económica, que otorgue una viabilidad económica a la población y a las actividades económicas, implica utilizar diversos instrumentos de política pública como subsidios, posposición o condonación de impuestos y de pagos de servicios públicos (electricidad, salud, internet y telefonía), el uso de créditos en condiciones excepcionales o el establecimiento del seguro al desempleo, de un ingreso universal, ingreso básico o ingreso mínimo vital. De este modo, atenuar la crisis de salud y la emergencia económica y social derivada del aislamiento social e instrumentar una estrategia de reactivación económica basada en estímulos fiscales tiene costos fiscales inmediatos y de largo plazo de gran magnitud. Ello deja muy poco espacio fiscal para otros grandes desafíos y, más aún, la forma en que se instrumente la estrategia de recuperación económica condicionará el estilo de desarrollo de la primera parte del siglo XXI.
De este modo, para atender los desafíos de la salud pública y el cambio climático es indispensable instrumentar una estrategia común. Esto es, se requiere instrumentar una estrategia de reactivación económica de largo plazo con una clara orientación a un crecimiento sustentable. Por ejemplo, la configuración de una nueva infraestructura energética, de movilidad, el apoyo al capital humano incluyendo sistemas universales de salud, de pensiones, de cuidados infantiles y de adultos mayores e ingreso básico universal y la promoción del capital natural. Sin esta estrategia simultanea existe el riesgo que se deje de atender el desafío del cambio climático o incluso que se presente el falso dilema entre atender el bien público global de la salud pública y la reactivación económica o atender el desafío del cambio climático.
Estos debates, indispensables en el momento actual, están claramente planteados en el reciente artículo de Hepburn, C., O’Callaghan, B., Stern, N., Stiglitz, J., & Zenghelis, D. (2020). Will COVID-19 fiscal recovery packages accelerate or retard progress on climate change? Oxford Review of Economic Policy, 36.
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