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Para que sirven los Derechos Especiales de Giro y la polémica sin sentido

Foto del escritor: Gildardo Cilia LópezGildardo Cilia López

Actualizado: 16 ago 2021

Alberto Equihua, Gildardo Cilia, Guillermo Saldaña y Eduardo Esquivel

¡Es un crédito...!

¡No... Es dinero...!

¡No... Son DEGs...!


¿Qué pasó?

La Junta de Gobierno del Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció el 2 de agosto pasado, mediante un comunicado de su directora Gerente, Kristalina Georgieva la decisión histórica de hacer una “asignación general” de 456.5 mil millones de Derechos Especiales de Giro (DEG’s) a los países miembros de esta institución financiera global. Esta cifra equivale a 650 mil millones de dólares, mismos que serán asignados el 23 de agosto a los 190 países miembros conforme a sus cuotas de contribución relativa.

La gráfica explica las dos razones que justifican plenamente el calificativo de “decisión histórica”. Por un lado, no es frecuente que el FMI decrete estas asignaciones generales. Con la más reciente de este mes de agosto son cinco desde que se crearon los DEG’s en 1969, con el propósito de complementar las reservas oficiales de los países miembros. La segunda razón es que se trata con mucho de la asignación general más cuantiosa en esa historia.


Al anuncio de la decisión por parte del FMI siguió una corriente de reacciones, declaraciones, opiniones, sugerencias y hasta decisiones. La voz del presidente López Obrador se hizo esperar hasta el miércoles 11 de agosto. Una reflexión de casi 10 días para analizar, entender e imaginar qué hacer con la noticia. Tal vez no de manera integral, pero si en el plano de darle la mejor utilidad a los DEG’s que recibirá México.


En la conferencia matutina del 11 de agosto planteó que la nueva asignación general de DEG’s se podría usar para anticipar pagos a la deuda pública. Concretamente se trata de 12 mil 200 millones de dólares que México recibirá este 23 de agosto.


No pasó mucho tiempo para que el Subgobernador del Banco de México, Gerardo Esquivel, aclarara en su cuenta de Twitter que:


“Los Derechos Especiales de Giro (DEG's) no son una moneda, son un activo de reserva internacional. En México, por mandato de ley, los activos de reserva internacional no se pueden usar para pagar deuda”.


A la aclaración siguieron naturalmente más comentarios en columnas y en círculos de economistas y financieros: “mucho ruido y pocas nueces”. El debate en medios y en redes sociales ha sido estéril, apenas si se eleva por arriba del suelo de los epítetos, descalificativos e insultos que, por supuesto, no llevan a ninguna parte. En las altitudes de la Ekonosphera resulta insuficiente condenar sin fundamento.


Mucho antes de considerar si los DEG's se pueden aplicar para pagar la deuda de un país (porque hay en el mundo más naciones que la mexicana), lo primero que es necesario aclarar es la cuestión elemental, por no decir obvia: ¿Qué es un DEG? La mejor respuesta es la que ofrece el propio organismo responsable de su custodia y gestión: el FMI. De ahí proviene la siguiente definición:


“El DEG es un activo de reserva internacional creado en 1969 para complementar las reservas oficiales de los países miembros. El DEG no es ni una moneda ni un crédito… representa un derecho potencial frente a las monedas de libre uso de los países miembros del FMI. El DEG se puede canjear por monedas de libre uso”.


Como suele suceder, las definiciones técnicas provocan más preguntas. Una que puede ser clave ahora es ¿qué es una “moneda de libre uso”? Podríamos recuperar aquí la definición correspondiente. Pero basta con indicar ahora que el FMI reconoce 5 de tales monedas: el dólar estadounidense, el euro, el yuan chino, el yen japonés y la libra esterlina (en efecto, el peso mexicano no figura en esa lista y no hay error). De manera que el DEG es un “derecho potencial” para canjearlo por esas 5 monedas y no otras.


Otra pregunta que se deriva es: ¿de qué se trata cuando el texto dice “complementar las reservas oficiales de los países miembros”? Y la inquietud viene de que se advierte ahí mismo que un DEG no es ni moneda ni crédito. Entonces, otra pregunta: ¿Cómo puede complementar una reserva oficial? Por cierto, obsérvese que no dice “reserva internacional”. Por lo menos debemos sospechar que el FMI distingue entre lo que es el ámbito “internacional” y el “oficial”, cuando se trata de las reservas de los países miembros.


Muchos economistas (quizás la mayoría) también les resulta cuesta arriba andar este camino de interpretaciones y tecnicismos. En realidad, más que poner la vista en las reservas oficiales, que no necesariamente son internacionales, lo que nos debemos preguntar es ¿cómo se usan los DEG’s? El FMI ya nos dijo que se pueden aplicar para “complementar” las reservas oficiales; pero ¿se pueden usar como reservas “internacionales”?


La respuesta es que, en efecto, los DEG’s pueden ser objeto de “operaciones”; es decir, que se pueden vender y comprar. Al respecto, el FMI explica:


“Los DEG pueden ser utilizados por miembros del FMI y por el propio FMI de acuerdo con el Convenio Constitutivo y las decisiones adoptadas por el directorio ejecutivo y la Junta de Gobernadores...Los DEG no pueden estar en manos de entidades privadas ni de particulares.”


Lo primero que se debe entender es lo siguiente:

  1. Existe un mercado de DEG’s, en el que se pueden comprar y vender.

  2. El mercado mundial de DEG’s es muy limitado. Solamente concurren en él 205 oferentes y demandantes potenciales (190 países miembros y 15 organizaciones aprobadas por el Departamento de DEG como tenedores autorizados de estos derechos)

  3. En ese mercado limitado de DEG’s es posible canjearlos por alguna o algunas de las 5 monedas de libre uso”

El mercado de DEGs tiene complejidades adicionales:

  1. Las emisiones de operaciones con DEG’s tienen que ser aprobadas por la junta de Gobierno del FMI

  2. Una operación con DEG’s supone que el país que quiere “venderlos” tiene que encontrar a otro que quiera comprarlos a cambio de un pago en una moneda de libre uso.

  3. La tenencia de DEG’s por cada país es contabilizada por el FMI y en principio debe ser igual a su cuota de participación en el fondo.

  4. Cuando un país “vende” DEG’s a otro, disminuye su tenencia de DEG’s y el que compra las incrementa. Todo queda registrado en las cuentas del departamento de DEG’s en el FMI.

  5. Si un miembro tiene los DEG’s que debe tener según su cuota de participación está en balance y no le cuesta ni gana nada.

  6. Si un país reduce su tenencia de DEG’s por debajo de lo que le correspondería por su cuota de participación en el FMI, entonces debe pagar una tasa de interés y viceversa; cobra si su tenencia es superior a ese umbral.

  7. La tasa de interés que se paga y se cobra es la misma. De manera que los miembros del FMI en conjunto no resultan afectados por estas operaciones.

Eso, entonces, es los que es un DEG y lo que se puede hacer con él. Ahora, se puede abordar lo que decidió recién el FMI. A la letra se lee:


“El 2 de agosto de 2021, la Junta de Gobernadores del FMI aprobó una asignación general de DEG equivalente a USD 650,000 millones…con el fin de apuntalar la liquidez mundial. Esta asignación de DEG (en vigor a partir del 23 de agosto de 2021)… aborda la necesidad de reservas a escala mundial y a largo plazo, ayuda a generar confianza, promueve la resiliencia y estabilidad de la economía mundial, y respalda a los países miembros que experimentan dificultades de liquidez para hacer frente al impacto de la pandemia de COVID-19”.


Los DEG’s que recibirán 190 países del mundo no es dinero ni crédito. Entonces, aquí viene la siguiente pregunta: ¿cómo es que esta nueva asignación general de DEGs apuntalará la liquidez mundial?


Los países que se beneficiarán con esa asignación general de DEG’s podrán participar en operaciones para cambiar DEG’s por monedas de libre uso y aplicarlas de manera convencional en sus políticas monetarias. El principio activo aquí es que países con una posición fuerte de balanza de pagos pueden apoyar a otros relativamenteotros débiles a conducir sin contratiempos sus operaciones internacionales y demás retos en la balanza de pagos.


Existe para allegarse de divisas un costo, porque el país “débil” tendrá que pagar un interés si su tenencia de DEG’s cae por debajo de la cantidad que le corresponde conforme a su cuota de participación y el país “fuerte” cobrará si llega a estar en el caso contrario. Hay que indicar, además que así se crea un incentivo para que los 190 miembros del FMI regresen sistemáticamente a las tenencias de DEG’s que les corresponden. Por lo menos los que están en la posición de pagar intereses querrán comprar los DEG’s necesarios para eliminar este costo.


En este mercado de DEG’s hay una última situación que plantea una pregunta más: ¿qué pasa si ningún miembro quiere “comprar” DEG’s del otro? Las reglas del FMI le permiten imponer que se genere esa adquisición de DEG's, por lo que ningún miembro con una posición fuerte de balanza de pagos puede eludir la obligación de comprar DEG's. Ciertamente, obligar es un recurso de última instancia. La última vez que se puso en práctica fue en 1987. Desde entonces, el mercado de DEG’s ha funcionado sobre la base voluntaria y no ha habido la necesidad de activar el plan de designaciones obligatorias.


DEGs… ¿Para qué?

No son moneda ni crédito, pero la nueva asignación de DEGs debe servir para “apuntalar la liquidez mundial”. Necesitamos profundizar un poco más.


El FMI puede ser a la vista de muchos una especie de banco central de bancos centrales. Puede ser. Pero no en lo que se refiere a la emisión o creación de dinero. El FMI no puede crear circulante internacional (que no existe, por lo menos formalmente) y, sin embargo, sí puede influir en la liquidez internacional. ¿Qué debemos entender por esto de “liquidez internacional”? Significa asegurar que en el mundo haya divisas y que en general los países individuales cuentan con ellas en grado suficiente como para que sus compromisos internacionales se puedan cumplir en tiempo y forma. Que lo que se exporte se pueda cobrar y lo que se importe se pague. Que la escasez de divisas no sea una razón para que esos compromisos no se cumplan. Que no ocurra que alguien en un país (incluidos gobiernos) deje de pagar a sus acreedores en otros países, simplemente porque en su país no existen las divisas para cumplir.


Aquí es en donde entran los DEG’s al ruedo. Si hoy un país miembro del FMI está pasando dificultades para reunir los dólares que necesita para que sus importadores y deudores paguen a sus proveedores y acreedores en el extranjero, a partir del 23 de agosto tendrá un alivio. Ese país podrá obtener las divisas que requiere si encuentra a otro país dispuesto a tomar sus DEG’s recién recibidos a cambio de los dólares, euros o la moneda de uso libre que le sirvan. Y en el peor de los casos, el FMI obligará a que haya uno que entre en el trato. De esta manera, las transacciones internacionales podrán seguir realizándose y la economía mundial puede mantenerse en marcha. Porque los importadores y deudores podrán seguir haciendo sus pagos en tiempo y forma.


El alivio que recibirán estos países con “débilidad” en la balanza de pagos está asegurado y es relativamente barato. El costo de la transacción no sólo es con una tasa de interés en DEG’s muy baja, sino que se cobra, no por el monto recibido en divisas, sino sobre la diferencia de la tenencia de DEG’s que el país tenga respecto a la que debería tener, según la cuota que le corresponda por su membresía en el FMI.


La nueva asignación de DEG’s no crea liquidez internacional. No es circulante mundial; porque no es dinero. Los DEG’s son parte de un mecanismo que permite movilizar la liquidez entre los miembros del FMI para que todos y cada uno tengan las divisas que requieran para que las transacciones internacionales ―comerciales y financieras― no se detengan por falta de divisas.


Esta manera de apuntalar la liquidez mundial y de mantener a la economía internacional en marcha, resulta del todo oportuna a raíz de la pandemia. Claramente, la aportación del FMI es asegurar que las operaciones entre los países no se detengan, sólo porque sus sistemas financieros no tienen los dólares suficientes. En este espíritu lo que hay que aclarar es que los DEG’s no son dinero que se pueda aplicar para financiar gasto público. Ya dijimos que no es dinero ni crédito. A menos que el sistema financiero del país receptor (su banco central), considere otorgar un crédito a su gobierno. Sin embargo, en este caso no habría razón para asociar ese crédito a la asignación de DEG’s. Serían dos operaciones y momentos muy diferentes.


Ingeniería financiera de vuelos globales

Dicho en plata: lo que busca el FMI es eliminar, entre los frenos de la economía internacional, la escasez de divisas. Ya bastante la ha frenado la pandemia. Algo que afecta a las que hemos denominado ya arriba “economías con debilidad en la balanza de pagos”. A estas les cuesta trabajo reunir las divisas que necesitan para pagar sus compromisos financieros y comerciales. No podemos exagerar al insistir en este punto. Una cosa es no pagar una deuda, porque el deudor carece de los recursos (puede ser un gobierno); y otra cosa es que no pueda pagar porque no existan en su economía las divisas para convertir los recursos en la moneda que está nominado el compromiso de pago. En ese sentido, los DEG’s no ayudan a un deudor en apuros porque le falten los recursos; más bien ayudan a su banco central para que le pueda proveer de las divisas que necesita el deudor solvente para pagar a su acreedor extranjero.


La CEPAL, en voz de su Secretaría Ejecutiva, ha mostrado reiteradamente su adhesión a la propuesta de una nueva emisión de DEG’s por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI). Suponemos, porque comprende el papel que juegan los DEG’s en la liquidez internacional. La propuesta inicial corrió a cargo de la secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, Janet Yellen, y el Grupo de los Veinte (G20) mostró su aprobación en marzo de 2021. Cabe recordar que dentro del G20 se encuentran las 20 economías más importantes del mundo.


Cada vez que se suscita una emisión todos los países miembros tienen derecho a recibir su asignación de DEG’s conforme a sus cuotas de aportación. Tener acceso a los DEG resulta del todo conveniente a partir de las siguientes virtudes:

  • Una asignación de DEG’s en el FMI no es un ingreso (ni una erogación) para nadie. Tampoco es un crédito.

  • Tener DEG’s no cuesta.

  • Lo que cuesta es el desbalance en la tenencia DEG’s respecto de lo que le corresponde a un país por su cuota de participación en el FMI (desbalance negativo).

  • Los DEG’s se asignan proporcionalmente conforme a las cuotas de participación.

  • El derecho al que se refiere un DEG sólo es válido en el marco del FMI y consiste en poder obtener cantidades en monedas de libre uso de otros miembros a cambio de DEG’s. Este derecho se puede ejercer a través de acuerdos mutuos o bien obligados por el FMI, si no hubiera interés de voluntarios.

  • El DEG es una unidad de cuenta del FMI y su valor se ajusta diariamente en función de los tipos de cambio de cinco monedas de libre uso (el dólar estadounidense, el euro, el yuan chino, la libra esterlina y el yen japonés). Actualmente cada DEG equivale a 1.42 dólares.

  • La tasa de interés (0.05%) de los DEG’s es inferior a tasas de referencia del mercado. Pero tampoco es realmente comparable. Recordemos que no son créditos.

  • Los DEGs que recibe un país refuerza su posición financiera (liquidez), en la medida en que le da acceso a moneda de uso libre, que puede luego usar para hacer posible el cumplimiento de compromisos financieros internacionales. No es la función de crédito; sino el acceso a moneda de uso libre; o sea, de divisas aceptadas ampliamente en los circuitos internacionales

  • Bajo esta última premisa, los DEG’s son un medio que ayuda para asegurar la liquidez mundial; pero no porque “inyecte” circulante (liquidez); sino porque simplemente ayuda a que los países con escasez de divisas puedan tener acceso a ellas.

  • Los DEGs hacen posible una especie de “arbitraje” en el que países con abundancia de moneda de uso libre pueden transferirlas a otros que les hacen falta, sin necesidad de procesarlo como un crédito.

Los DEG’s se contabilizan en las cuentas de los bancos centrales de los países miembros como parte de sus reservas internacionales. Porque en efecto se pueden convertir en alguna de las cinco divisas consideradas monedas de uso libre. De manera, que a los DEG’s hay que entenderlos y tratarlos como reservas internacionales y aplicarles las reglas correspondientes. Las reservas internacionales permiten a los bancos centrales entregar divisas a quien las solicite (compre). Algo que usualmente hace alguien que quiere pagar o liquidar algún compromiso que tiene con una contraparte fuera del país pagado en alguna divisas. La asignación que viene tiene como primer propósito que eso se cumpla. México no lo necesita, realmente porque nuestras reservas internacionales son abundantes y nuestra posición de balanza de pagos es estable, incluso fuerte.


Aparentemente, por razones políticas, se ha planteado la pregunta, ¿qué conviene hacer con los DEG’s que le corresponderán a México en esta nueva asignación general? Técnicamente equivale a la pregunta ¿Qué conviene hacer con las reservas internacionales en el Banco de México? En realidad, no necesitamos los DEG's y podríamos ignorar simplemente que los hemos recibido. Otros países, ciertamente en nuestra región, podrían ponerlos a buen uso; ello porque están pasando penurias para reunir las divisas que necesitan en monedas de uso libre y permitir que los importadores y deudores en sus economías cumplan con sus compromisos con contrapartes en otros países. Su problema, insistimos, no es que no puedan pagar; sino que en su sistema financiero no hay las divisas que necesitan para cambiar sus soles, quetzales, reales, colones, entre otras monedas, por las monedas fuertes que necesitan (dólares, euros, yenes japoneses, yuanes chinos o libras esterlina). Con los DEG’s que reciban, ahora tendrán acceso a esas divisas.


Ahora, sí, vayamos a la pregunta que ha movido a derramar tanta tinta y a profundizar agravios en todos los frentes: ¿Se pueden usar los DEG’s que recibiremos para algo más? Vamos un paso más adentro: ¿Se pueden usar para liquidar deuda? La respuesta, como lo hemos tratado de explicar, es en esencia la misma que daríamos si en lugar de hablar de los DEG’s habláramos de las reservas internacionales (de las que son parte). Desde esta perspectiva, tendríamos que anotar entonces que, si la respuesta fuera afirmativa, ¿por qué no hemos usado las reservas internacionales para “otra cosa”? O francamente, ¿por qué no hemos usado las reservas internacionales para liquidar deuda? La respuesta que daríamos a cualquiera de estas dos preguntas aplicaría igualmente para los DEG’s.


Las reservas internacionales

El Banco de México es el responsable del sistema de pagos del país. Por eso tiene el monopolio de la emisión de dinero y la potestad de la política monetaria. Su objetivo explícito es mantener el valor de la moneda, del peso mexicano. Este valor cambia desde dos perspectivas: por un lado por la medida en que suba o baje el nivel general de precios (inflación); y por el otro, por los cambios que ocurran en el tipo de cambio de nuestro peso con las demás divisas en el mundo. Mantener precios estables siempre genera el beneficio de mantener la capacidad adquisitiva de la población, generar certidumbre en las expectativas de inversión y evita deteriorar nuestras relaciones de intercambio con otras economías, principalmente, con Estados Unidos que es nuestro principal socio comercial.


Crear dinero, es decir, emitir billetes y monedas, constituye el pasivo principal del Banco Central; en tanto que el intercambio de pesos por divisas fuertes (dólares) lo hace constituir su activo básico: “las reservas internacionales”. Estas reservas teóricamente son el respaldo principal para emitir dinero; de tal modo que cuando las reservas disminuyen, por el exceso de su demanda, existe fenoménicamente una falta de recursos para respaldar a los pesos en circulación; lo que origina el deterioro del tipo de cambio, que no es más que el precio de la divisa expresado en pesos.


Las reservas son reflejo de los movimientos que se suscitan en la balanza de pago. La cuenta corriente está vinculada con las cuentas de capital y financiera; de modo que un deterioro en la balanza comercial debe ser cubierto por el superávit financiero (préstamos e inversiones que llegan al país menos los pagos y amortizaciones y demás retiros que se efectúan). Si el déficit comercial no es cubierto por este superávit, entonces, las reservas disminuyen; en tanto que, si el déficit es menor al superávit que se genera, entonces, las reservas aumentan. El balance es delicado y la disminución de reservas internacionales son efecto de que se está operando deficitariamente; es decir, que los recursos que emigran son más altos que los que ingresan.


Las reservas no son generadas por ahorros del gobierno, mucho menos por dádivas, en esencia, son producto de operaciones económicas efectivas y reales. Cuando PEMEX recibe dólares por la exportación de petróleo acude al Banco de México para entregar esas divisas e intercambiarlas por pesos, que son los que usará para cumplir con sus obligaciones comerciales y financieras (pagos a trabajadores, proveedores, acreedores, entre otros, en México). De esta forma por cada barril de petróleo (70 dólares aproximadamente) que PEMEX exporta obtiene 1,400 pesos, mismos que los utiliza internamente para todos sus gastos.


Por Ley, el Banco de México no puede otorgar financiamientos directos al Gobierno Federal ni a particulares; de modo que si el Gobierno Federal requiriera dólares sólo lo podría hacer comprándolos con pesos que debió haber obtenido como parte de sus ingresos (impuestos, derechos, productos, aprovechamientos, entre otros.); dicho de otra forma, el gobierno no puede adquirir dólares más que a cambio de pesos.


Cuando se suscita un empréstito en dólares, el gobierno los tiene que intercambiar por pesos en el Banco de México para poder dirigirlos al gasto o a la inversión públicas. Cuando, al revés, el gobierno amortiza o paga intereses por las deudas externas contraídas, tiene que pagarle pesos al Instituto Central para obtener dólares. Estos pesos que paga el Gobierno pueden provenir de dos fuentes: cómo ya dijimos, de los ingresos públicos que ocasionan sus remanentes fiscales o también de la emisión de deuda interna, mediante los diferentes instrumentos de deuda gubernamental (Cetes, Bondes, Bonos y Udibonos, entre otros).


Por la necesidad ingente de recursos y de retener capitales, los instrumentos de deuda interna generalmente son más caros que los instrumentos bursátiles que existen en el exterior o los préstamos internacionales. Las altas tasas de interés se han convertido en un dolor de cabeza, su carga imposibilita el desarrollo sostenible de las finanzas públicas. Sólo baste señalar que ahora la tasa objetivo se sitúa en 4.5%, cuando en países como Estados Unidos o Japón tienden a cero o a ser negativas.


Si analizamos las reservas internacionales del Banco de México, se tendría como parte de sus fuentes: 1) “Las compras netas de divisas a Pemex” y 2) “Las compras netas de divisas al gobierno federal”; y como parte de sus usos: 1) “Las ventas netas de divisas a PEMEX” y 2) “Las ventas netas de divisas al Gobierno Federal”. Si conectamos vectores, en resumen, se diría que, para pagar deuda externa, el Gobierno Federal tiene que comprar dólares al tipo de cambio y que siendo insuficiente la posición fiscal tiene que endeudarse, ampliándose el costo por la tasa de interés que tiene que pagar a los tenedores de sus títulos o valores.


En efecto, los DEG's forman parte de los activos de las reservas internacionales. De entrada, con esta asignación se amplían las reservas internacionales en 12 mil 200 millones de dólares. El Gobierno Federal podría atraer esos recursos o más; pero para hacerlo estrictamente dentro de la norma, tendría que pagar alrededor de 244 mil millones de pesos; lo que lo obligaría seguramente a endeudarse por esa misma cantidad. La vía de obtenerlos mediante deuda originaría un cuantioso pago de intereses, aproximadamente, 10 mil 980 millones de pesos anuales, con la tasa objetivo actual. Visto así desde luego, que poco convendría anticipar pagos.


La gran pregunta es si ya tenemos reservas internacionales suficientes; si ya somos un país con una posición fuerte de balanza de pagos, ¿no habría una manera mejor de aprovechar la nueva asignación general de DEG’s que recibirá México este 23 de agosto?


El planteamiento del presidente y la duda que le da origen son legítimos. ¿Se pueden aplicar estos DEG’s para despresurizar los pagos por el servicio de la deuda? Por poner un caso. ¿Sería posible que Banco de México pudiera traspasar o vender al Gobierno Federal los 12,200 millones de dólares (el equivalente de los DEG’s que llegarán) sin costo alguno, bajo la premisa de que el Banco Central los obtuvo en forma gratuita; es decir, sin erogación alguna?


Habría que revisar las implicaciones jurídicas y contables de un movimiento de este estilo para juzgar su viabilidad, pero podemos analizar en seguida lo que tendría que pasar para adoptar la propuesta del presidente de la República:

  1. Recibir los DEG’s.

  2. Encontrar a un miembro del FMI que quiera cambiar nuestros DEGs por divisas de libre uso, tendría que ser preferentemente Estados Unidos.

  3. Operar el intercambio y recibir los dólares.

  4. Seguramente, este intercambio nos pondría en un nivel de tenencia de DEG`s en las cuentas del FMI inferior al que nos corresponde por nuestra cuota de participación en el fondo.

  5. Por estar por abajo del balance que nos corresponde en DEGs, tendríamos que pagar un interés por el tiempo que nos mantengamos ahí.

  6. En algún momento tendríamos que recuperar la misma cantidad de DEGs para volver al balance que nos corresponde, si es que queremos dejar de pagar intereses.

  7. Recibidos los dólares, habría que hacer la transferencia de las reservas internacionales del Banco de México a la Tesorería del Gobierno Federal. Dicha transferencia, reiteramos, para que tenga sentido deberá hacerse a título gratuito; es decir, sin ninguna erogación extraordinaria por parte del Gobierno Federal, comprometiéndose, a su vez, a efectuar los pagos que se generen por estar fuera del balance en DEG’s.

El costo comparativo sería necesario, es decir, se tendría que evaluar cuanto nos costaría estar fuera del balance de los DEG's y como disminuiría el costo financiero al pagar créditos internacionales por adelantado. La propuesta del presidente sólo tendría sentido en grado superlativo si, en efecto, se pudieran pagar deudas que resultan onerosas con recursos que son baratos o que tienen un bajo y menor costo.


Otra posible alternativa para no generar el desbalance en DEG's, es que el Banco Central los conserve en sus activos y proceda a vender dólares en la misma cantidad equivalente de los DEG's que ingresaran (12,200 millones de dólares), siempre en el contexto de que sean a título gratuito. Reiteramos nuestra premisa, si la asignación de DEG's es gratuita, no habría un desbalance en las cuentas del Banco de México, el diferencial entre lo que paga y compra se anularía, es decir, sería "cero".


Podría existir otra solución? ¿Qué tal si el FMI depositará los DEG directamente a una cuenta de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público del Gobierno Federal? Se evitaría así el predicamento de la triangulación, que implica la intermediación del Banco de México y la complejidad de hacer venta de dólares a título gratuito del Banco Central al Gobierno Federal. ¿Se podrá? Aquí habría que recordar, como se citó al principio, que solo hay 205 entidades en el mundo que pueden tener DEG's. Esta idea supondría también que el FMI aceptara canalizar los DEG’s a un organismo distinto a un Banco Central.


¿Será posible que el Gobierno pueda tener la capacidad de persuasión para convencer al FMI de abrir cuentas en DEG's en instituciones que no tienen el balance de un Banco Central? Según una nota de “El Financiero”, hay quien considera que esto no es del todo imposible.


Como dijimos antes, la pregunta realmente es: ¿se pueden usar las reservas internacionales del Banco de México de una manera más “útil”? La respuesta teórica, formal, práctica y sobre todo corta hasta ahora ha sido: no. Ojalá, en efecto, los DEG’s pudieran tener un uso que trascienda a la simple acumulación de reservas internacionales, sobre todo, porque tenemos suficientes. Esto podría ser el inicio de cambios cualitativos.


Siempre va a ser importante aclarar que los órganos autónomos no dejan de formar parte del Estado mexicano y más que la confrontación, deberían tener espíritu de conciliación y en su caso, explicar de una manera consistente el porque no se pueden aceptar propuestas que privilegian el interés nacional. No sé puede negar que reducir la deuda externa, constituye un objetivo loable; por eso más que la negación o la oposición sistemática, lo que esperamos de un órgano autónomo es que sea propositivo. La pregunta, entonces, a los funcionarios del Banco de México sería, ¿cuál es el mejor uso que se les debe dar a los DEG's? Hasta ahora, en ese sentido, no han dicho nada.




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Redacción
Redacción
Aug 17, 2021

La moda de apuntalar la liquidez también has llegado a México...


https://www.unotv.com/negocios/banco-de-mexico-ofrecera-subasta-de-financiamiento-por-400-millones-de-dolares/

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